Desde la tarde de ayer ondea en lo más alto de San Agustín una bandera blanca. No, no es ningún signo de rendición. Es la antiquísima tradición que anuncia gozosamente que un feligrés de la parroquia «cantará» su primera misa tras ser ordenado sacerdote.
Y es que en la mañana del pasado sábado 20 de junio se culminó el largo proceso formativo por el que Francisco José López Martínez ha tenido que pasar para ser ordenado como sacerdote diocesano de Sevilla. Fran sería un cura de los llamado de «vocación tardía». Tras completar sus estudios como arquitecto técnico llegó a trabajar en el sector. La vida normal de un ciudadano normal. Hasta que sintió la llamada del Señor. Así sorprendió a propios y extraños cuando hace más de cinco años le mostró a su familias y amigos la firme postura de ingresar en el seminario para convertirse en sacerdote. El resto ya es historia.
Tras pasar su último año como seminarista – ya ordenado diácono- adscrito a la Real Parroquia de la Magdalena de Sevilla y circunstancialmente, debido a la pandemia del COVID-19, muchas celebraciones en la propia parroquia de San Agustín, Fran ha sido destinado ya como párroco a la del Divino Salvador de Dos Hermanas. Una parroquia inserta en unos de los barrios con mayores dificultades sociales de la vecina localidad nazarena.
Hoy día de San Juan Bautista, celebrará su primera misa pública en su parroquia de origen. Estará acompañado por su familia, amigos, su comunidad parroquial, sacerdotes amigos y compañeros venidos desde todos los puntos de la diócesis. El templo a pesar de sus dimensiones quedará pequeño -efectos colaterales de la pandemia- para celebrar la alegría de que un paisano y amigo comienza su andadura pastoral. Hoy será un gran día de fiesta en su parroquia, San Agustín de Hipona, que ondea orgullosa la bandera que dice que uno de sus hijos se ha convertido en sacerdote de Cristo.