Los molinares de los Alcores (2) 1

Los molinares de los Alcores (2)

FRANCISCO LOPEZ

Francisco López

Profesor

A lo largo de la primera mitad del siglo XX, los molineros que llegaban todas las tardes a El Viso por el camino de La Trocha, no habían molido la harina de sus costales en el pueblo vecino. Los que llegaban en grupo, se distribuían por la población desde la Esquina de Sequía, y allí, en las posadas de las inmediaciones, se volvían a reunir para tomar juntos el camino de vuelta. El molinero, mientras le fuera posible, no se echaba al camino solo. Por seguridad, siempre buscaba la compañía de otros vecinos del molinar. 

Los molineros que nos informaron recordaban que los cuatro molinos de cubo del Arroyo de los Molinos de Campo de Mairena, en los que aprendieron el oficio la generación de sus padres, dejaron de funcionar a finales del S. XIX, según sus testimonios. El de S. Pedro, en el Guadaíra, continuó activo algún tiempo más, hasta la década de 1920. Esa es la razón por la que, hacia 1980, al preguntar en Mairena por los molineros, en todo momento recurrieron a los molineros maireneros y visueños que llegaban todas las tardes procedentes de Gandul y Marchenilla. Estuvieron viniendo hasta la época del estraperlo de posguerra, cuando era el cliente el que iba a moler su carga al molino. El molino de S. Pedro sirvió de escuela y trampolín, para que jóvenes molineros de Mairena y El Viso dieran el salto hacia Marchenilla, y de allí a los solicitados molinos alcalareños del Guadaíra. 

 En el periodo que va de 1920 a 1940, se dio un hecho significativo en el constante movimiento de los molineros de un molinar a otro. Molineros naturales de Mairena y de El Viso, que desarrollaron su actividad en Gandul y Marchenilla, vuelven a sus pueblos para establecerse como maestros de molinos eléctricos, a los que se conocieron popularmente como “motores”. Una familia de Mairena ha sido conocida durante varias generaciones por los del motor.  Los que se volvieron al pueblo con ahorros iniciaron en Mairena el proceso de modernización de la molienda, que habían conocido en Alcalá. Poco después, del molino a motor dieron el paso a  las fábricas de harina.  

Hubo un Camino de los Molineros que unía directamente Marchenilla con Mairena, al que, a las puertas la población se le unía el Camino de Gandul, por el que llegaban los molineros de la antigua villa señorial. A las puertas de Mairena se bifurcaban de nuevo, dando lugar a la calle Gandul (hacia la Fuente Gorda), y a la calle Marchenilla (hacia el recinto de la feria de ganado). La taberna de Manolito Guzmán, en Benajete, era la base y punto de reunión de los molineros en Mairena. Al reparto de la harina los molineros le llamaban la coquilla, y la gente los identificaba como los coquilleros. 

 Distinguían dos tipos de clientes: caseros, o familias que daban a moler el trigo para amasar en casa su propio pan y lo llevaban a cocer al horno; los panaderos, se dividían en horneros y panaderas que hacían grandes amasijos en casa, lo cocían en el horno, y luego lo vendían por la calle. Solía ser un oficio de mujeres. Hasta fechas muy recientes, en Mairena existió el horno, no la panadería propiamente dicha, aunque el hornero pudiera hacer pan para vender. A la taberna de Manolito Guzmán le llevaban el trigo muchos clientes caseros. Allí volvían a reunirse a la espera de los que iban a El Viso, para regresar juntos a los molinos. Los de Gandul se separaban en la bifurcación de la viña de Ratón.  

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